Las empresas con opciones de sobrevivencia, en lo que será la fase post COVID, se enfrentarán a la disyuntiva de un camino sostenible financieramente hablando, con bajos rendimientos, incluyendo la sana deuda necesaria para nuevas estrategias o la canibalización de recursos propios para poder hacer frente en tiempo a los nuevos competidores, que buscarán llenar los nichos huecos o nuevos generados por las diferentes variantes que nos presente las necesidades de los usuarios en la nueva normalidad.
Es claro el camino que se debería tomar, pero no siempre es posible transitar el camino amarillo, pues las opciones de inversión y obtención de recursos han mermado en nuestro mundo financiero.
Por tal motivo, las empresas deben enfocarse en una estrategia heurística que les permita la flexibilización del modelo de negocio, reencuentro o reformulación de su ventaja competitiva y la generación de barreras de entrada para la amenaza de nuevos competidores o entrantes en su sector, para que la situación de crisis se convierta en la catapulta de expansión necesaria para cubrir un mercado que no cesara en su demanda, aunque sea con gustos y necesidades cambiados.
El problema estratégico más crítico para una empresa no yace en mantener o hacer crecer una ventaja competitiva sobre los competidores actuales en las condiciones típicas de cualquier año, sino en saber adaptar esa ventaja competitiva sobre los nuevos competidores, mucho mas en sectores donde no es posible evitar su ingreso. A esto le sumamos el riesgo de que, por fin, el consumidor en su totalidad de masa, ha descubierto las ventajas de la conectividad rescatando para su beneficio el concepto primigenio de globalización. De igual manera, como siempre se recomienda en un análisis correcto de la industria, las empresas también deben prepararse para reducir el riesgo de sus barreras de salida en caso de una conclusión temprana por las condiciones locales que se presenten.
La teoría al respecto nos indicaba que las empresas debían enfocarse en las economías de escala o diferenciación de producto como ejemplo. La teoría sigue vigente pero no los elementos a los que se deben enfocar las empresas a desarrollar. La era post COVID obligará a que las barreras de entrada, que se busque levantar de cara a los nuevos competidores (y con la doble función estratégica de posicionamiento en la mente del consumidor sobre los competidores actuales), estarán basadas sobre la economía naranja o economía creativa que no se limita a un eje de propiedad intelectual sino en “incopiabilidad” intelectual basada o enfocada en concebir o imaginar la nueva experiencia del cliente.
No se trata de partir de cero, sin antecedente alguno para generar una nueva idea. Son nuevos tiempos de crisis y oportunidad, pero la historia es una rueda que tiende a repetirse. Se deben estudiar los modelos clásicos de negocios, revisar lo que se hace a nivel local en comparativa con la industria nacional y mundial para aprovechar lo que se ha creado, ha funcionado y se puede adaptar, el talento que está disponible, intercambiar ideas para desarrollar nuevas y dar vida a un producto y servicio completamente innovador y diferente con los mismos elementos actuales.
Delivery y timing, packaging, responsabilidad con el medio ambiente y certeza de manejo higiénico, así como el apoyo de nuevas tecnologías en el desarrollo interno y en la interfaz con el usuario, repensamiento de las cadenas de distribución y logística, serán algunas de las claves de los nuevos lideres empresariales que dominen sus respectivos sectores. Aunque también es importante comprender que la diversificación sectorial por el correcto aprovechamiento de los recursos no utilizados, así como, el mejor “des” enfoque del talento humano creativo, darán paso a los ganadores en esta guerra empresarial post covid.
Generar barreras de entrada altas para nuevos competidores, nueva ventaja competitiva sobre los competidores actuales y si se puede sumar la generación de necesidades de barreras de salida altas para los análisis de nuevas empresas (que se ha desdibujado su vinculación por sector) será la clave de los nuevos gigantes empresariales.
Guillermo Alfredo Monzón Guzmán
Vicerrector Académico
Universidad Anáhuac de Oaxaca
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