Tiene más de una década que se han replanteado nuevos caminos para aprender, muestran el progreso de los paradigmas tradicionales, que durante siglos han marcado la pauta acerca de cómo “debemos” aprender, en los últimos meses los nuevos planteamientos alcanzaron una visibilidad global por la que venían pugnado desde antaño.
Y es que, estamos transitando de las experiencias fijas a las experiencias flexibles, hoy el aprendizaje se acentúa como actividad social, basta querer aprender algo para encontrar la oportunidad de aprendizaje desde el punto de partida que la persona lo requiera, sea principiante o avanzado, pues la forma en la que las herramientas tecnológicas han permitido el tejido de redes de conocimiento y de conocedores, facilita de manera excepcional encontrarse con personas afines a los mismos intereses y saberes, que generosamente brindan su experiencia cotidiana o especializada en un tema, a través de las redes virtuales de comunicación. Es decir, no solo se ha diversificado la cantidad de fuentes de acceso al contenido y al conocimiento, sino la variedad de ópticas sobre cada tema, pues las personas no solo están aprendiendo, sino se acrecienta la gran cantidad de personas que están enseñando, difundiendo conocimiento, ya sea desde el rol formal de docente o sencillamente como quien desea compartir empíricamente lo que sabe.
Nuestra sociedad comienza a transitar con más fuerza, hacia los ambientes virtuales de aprendizaje, que evocan la voluntad del que quiere aprender, sabiendo que ni el tiempo, ni el espacio son ahora una restricción, pues el ticket de entrada es la autodisciplina y la motivación por el saber. Así que, se puede elegir aprender en el momento más conveniente y el espacio físico predilecto para hacerlo, de manera solitaria o en grupo desde una comunidad digital.
No ha habido otra época en la humanidad, en la cual, las fuentes de aprendizaje estén tan al alcance de la mano, disponibles fácilmente desde el mundo digital y en diversidad de formas, para que el involucramiento sea una elección personal y cada vez más natural, desde el formato y a la profundidad que la persona elija.
Sin duda, quedan muchos retos que el nuevo paradigma debe atender, como lo son, la calidad del aprendizaje, la legitimidad del conocimiento y la efectividad de la enseñanza, elementos que ya son controlados favorablemente en los espacios formales de enseñanza como escuelas y universidades.
Sin embargo, este futuro que nos alcanzó, viene con varios cuestionamientos bajo el brazo, y en un país como México, deja al descubierto más retos que satisfacciones, sabiendo que, en las regiones más desarrolladas del país, por cada 10 hogares solo 5 cuentan con internet y este se reduce a 2 hogares en los estados del sur, y agreguemos a ello, el si se cuenta con los equipos suficientes para que los integrantes de una familia accedan al aprendizaje.

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