La empresa en definitiva no es un ente, sino una conformación de personas que refleja la mentalidad, valores y formas de ser de quienes la dirigen. Y eso es lo que hace diferentes a las empresas incluso, a las franquicias que se guían por los mismos manuales y procesos formales y es que debajo de todo lo reproducible, esta lo no reproducible, que son las personas y la cultura empresarial que genera cada conjunto de personas que trabajan juntas.
Las personas al ser únicas se integran a la empresa con su autenticidad, tanto para resultados positivos como negativos, que afectarán a dicha empresa y que a su vez, serán afectados por el estilo de dirección que se tenga en la empresa, también ejercido por una persona con sus propias cualidades, pero en el caso del estilo de dirección, lo que tendrá más impacto en la empresa, serán los valores que guían el actuar del director, ya que la sumatoria de valores con los que se vive el día a día en la empresa, determinan la cultura empresarial y los empleados acaban aprendiendo qué es lo aceptado y lo no aceptado en la cultura de su empresa, cabe aclarar que independientemente de los valores que aparezcan escritos en un cuadro de la entrada, una pared, un contrato o sean verbalizados por sus superiores, el empleado vive los valores por medio de las acciones y las decisiones del día a día.
Por lo tanto, podemos afirmar que los valores de la empresa, son los que están en acción diaria y además constituyen los criterios bajo los cuáles se toman las decisiones, no solo en la cúpula de la empresa, sino incluso en los departamentos que la constituyen, ya que, en ocasiones, el jefe de un área o departamento, genera una microcultura en su área, afín o contraria a los valores del director general.
Desde la teoría empresarial, se han podido determinar, los tres paradigmas más comunes de dirección en las empresas, basados en los valores que suelen motivar y forman la visión de los directivos en la toma de decisiones.
La primera visión es la mecanicista, se basa en elementos formales de constitución y operación, como son la infraestructura, un organigrama, un sistema de roles y funciones, manuales, plan de venta, etc. esta visión solo se enfoca claramente en hacer negocios y suele funcionar para ello, sin embargo, el crecimiento y efectividad de la empresa será lento, debido a que las consecuencias de esta visión, desencadenan en hacer sentir a la persona poco valorada, sencillamente como un objeto más de la estructura, por lo tanto, hay una alta tasa de abandono del empleo de manera constante y en un lapso corto, hay poca fidelización con la misión de la empresa y en algunos casos, puede incluso llegar a arremetidas intencionales o golpes hacia los procesos vitales de la empresa, ya sea que aún se encuentre dentro el empleado o haya salido recientemente.
La siguiente visión se conoce como psicosocial, se centra en pensar que cada persona tiene competencias distintivas con alto potencial, que la empresa está dispuesta a desarrollar en conjunto con el empleado, por lo que la empresa cuenta con políticas claras que favorecen el aprendizaje, incentivan el crecimiento profesional y tienen la flexibilidad de entender las necesidades de las personas, pudiendo hacer algunas adaptaciones para que la relación empresa-empleado sea más natural, considerando que son personas y no recursos de la empresa, esta visión suele generar atracción de buenos perfiles profesionales y personales, fidelización hacia la empresa y la misión de la misma, generando un crecimiento constante.
Finalmente, la visión más completa que puede subyacer en una empresa, es la humana, en ella se reconoce que las personas nos movemos por motivos trascendentes y si bien, desde la visión psicosocial se atienden los aspectos elementales para cubrir una calidad de vida deseable, si la empresa tiene una misión interna con sus empleados, en donde dota de sentido la labor que realizan en el día a día, esto imprime unidad, convencimiento y logra que cada persona aporte más de lo se le pide por la autoconvicción de contribuir a una mejora de su entorno, por medio del trabajo.
Este último aspecto es muy relevante, ya que las generaciones actuales, no están dispuestas a realizar actividades laborales, que no se vinculen con un sentido de transcendencia real, pudiendo ser de impacto social, ecológico, espiritual, etc. es decir, hacer la diferencia y dejar huella, es una de sus principales motivaciones.
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