El Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) señala que la competitividad global está cambiando, así como la forma de medir su impacto.
México se ha caracterizado por ocupar el puesto que va del 51 al 46 en el ranking de competitividad dentro de los 140 países evaluados bajo la vieja escala. Actualmente la competitividad internacional se agrupa en 4 pilares principales: a) Entorno habilitante, b) Capital humano, c) Mercados y d) Ecosistemas e innovación.
Como sociedad estamos experimentando un cambio vertiginoso atribuido a la Cuarta Revolución Industrial, donde el WEF destaca que una economía exitosa debe ser ágil, resiliente, centrada en el ser humano e innovadora para evitar que los modelos de negocios entren en la obsolescencia.
¿Qué necesitamos hacer para incursionar en esta nueva corriente?.
Los líderes mundiales se están enfocando en humanizar los procesos, por lo que nuestra tarea es encontrar y afinar nuestros talentos y fortalecer nuestras habilidades, destrezas y conocimientos a nivel personal y a nivel organizacional enfocado a un propósito solvente y sostenible (competitividad interna).
La competitividad, no se refiere a una competencia entre empresas o personas, pues la nueva visión universal consiste en reducir las desigualdades en y entre los países y así las personas puedan gozar de bienestar social, ambiental y económico, para ello, se requiere de la “cooperación”, la cual es una habilidad humana indispensable para enfrentar los retos de la sociedad en el siglo XXI.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico “OCDE”, sostiene que una competencia es la capacidad de aplicar los resultados del aprendizaje en un determinado contexto (educación, trabajo, desarrollo personal o profesional). En el marco de la cuarta revolución industrial, se acentúa la utilización de Tecnologías de la Información “TIC” para el fortalecimiento de las habilidades funcionales de los emprendedores y el uso de las TIC para aprender nuevas habilidades.
En un ecosistema emprendedor se puede visualizar una competencia laboral como un conjunto de 3 elementos inseparables: Saber Ser, Saber y Saber Hacer.
Saber ser
Gestión de sí mismo, autoconocimiento, resiliencia, liderazgo con valores.
Saber
Conocimiento del contexto socioeconómico local y global, modelado del proyecto, herramientas digitales (desarrollos propios o adopciones), planeación estratégica, liderazgo inspiracional.
Saber hacer
Capacidad de negociación, toma efectiva de decisiones, formación de redes, generación progresiva de impactos positivos, liderazgo transformacional.
Los emprendedores tienen un gran reto, indicidir en su educación intelectual, emocional y social, con un evidente dominio sobre herramientas tecnológicas para el fortalecimiento y crecimiento del ecosistema de innovación. El trabajo coordinado entre estos 3 saberes conduce a la innovación. Está claro entonces, que no puede existir innovación, si no existen personas innovadoras en primer lugar.
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