La transformación que las empresas han experimentado en la última década, en gran parte relacionada con el cambio digital, colocan al líder en una posición de desafío que le demanda un nuevo enfoque para dirigir.
Si bien, la tecnología ha cobrado alta relevancia, sigue siendo el talento humano el que aporta el mayor valor a toda empresa, sin importar su tamaño.
La competencia primordial del nuevo líder, reconocida por el 93% de las empresas del mundo desde 2015 a la fecha, radica en tener una alta capacidad de favorecer el trabajo colaborativo, tanto interna como externamente a su organización y adaptarse al cambio.
Esta competencia, requiere líderes con pensamiento sistémico, flexibilidad y habilidades de negociación, con la capacidad de crear y dirigir una red de equipos centrados en proyectos y no en procesos, como se hacía tradicionalmente.
El mundo cambia rápidamente y por ello, el liderazgo de alto impacto, implica innovación y toma de riesgos, particularmente porque las personas del presente, esperan que los líderes empresariales llenen el vacío que han dejado las instituciones políticas y sociales, que cada vez se consideran menos dignas de la confianza ciudadana.
La competencia primordial del nuevo líder… radica en tener una alta capacidad de favorecer el trabajo colaborativo.
Desde el mundo universitario, es innegable observar como la generación del milenio comienza a constituir la mayor fuerza de trabajo y con el paso del tiempo, cabe la seguridad de que ganarán más espacios de liderazgo, estando preparados para tomar las riendas de un mundo hiperconectado, pues les resulta natural, están habituados a rastrear información sobre compañías y productos, expresar sus opiniones públicamente, juntar firmas para promover los cambios con los que comulgan, inscribirse en movimientos sociales, locales y globales en tiempo real.
La generación del milenio que ya se encuentra al interior de las empresas, en posiciones subalternas al líder representa la mayor oportunidad para que, el líder, aprenda los nuevos modelos de colaboración.
Las personas de la generación millennial que hoy tiene en su empresa y que pronto serán más, esperan libre flujo de información y retroalimentación, incentivos por sus habilidades y experiencia, no por su puesto o antigüedad, proyectos y metas transparentes ante todos, con la posibilidad de que cualquier persona pueda aportar ideas de solución, y finalmente, que la cultura y los valores sean compartidos horizontalmente y no verticalmente, como tradicionalmente se ha hecho: del jefe o dueño de la empresa hacia sus subalternos.
Deloitte en su informe 2018, sobre tendencias del capital humano, señala que el 94% de las compañías globales encuestadas identificaron que la agilidad y la colaboración son fundamentales para el éxito, y una tercera parte de ellas se encuentran rediseñándose para ser más adaptables y centradas en equipos colaborativos, sin embargo, solo el 6% se consideró como empresa “ágil y colaborativa” en estos momentos.
Compartiré tres pasos fundamentales, para transitar hacia un liderazgo centrado en la colaboración: el primero es romper el paradigma de que el líder conoce todo, sabe cómo resolver los problemas y por eso toma las decisiones, se debe comenzar a reconocer que cada persona que pertenece a la empresa conoce información y domina procesos de manera única, y que el líder debe crear redes de equipos que analicen proyectos y tengan canales para comunicar sus propuestas a los niveles que se requiere.
El segundo paso, radica en incorporar la tecnología a la empresa, generando un ambiente interconectado, empleando nuevas herramientas como Microsoft Skype, Workplace de Facebook, Slack Team Drives de Google, Atlassian Confluence y cientos de más instrumentos que rompen las fronteras de colaboración, que hoy limitan a su empresa.
Finalmente, el nuevo modelo de liderazgo debe favorecer, la experiencia de aprendizaje continuo en sus colaboradores, el 83% de los ejecutivos exitosos, a nivel global, la consideran la segunda prioridad de sus empresas, es decir, promueva en sus colaboradores desarrollar sus habilidades rápida y fácilmente, debido a que, el 36% de los conocimientos y habilidades con las que se contrata a una persona, dejan de tener vigencia a los 5 años.
Si bien, el trabajo por sí mismo, provoca un aprendizaje continuo, lo más recomendable es buscar que este aprendizaje se logre desde esquemas estructurados que garanticen el logro de la competencia, siendo la respuesta plausible las universidades, que, inician la formación académica empresarial, a través de licenciaturas, con competencias tecnológicas, búsqueda y el uso adecuado de información, aprendizaje colaborativo virtual hasta el desarrollo de objetivos de aprendizaje orientados a la internacionalización y multiculturización, así como, el desarrollo de un perfil globalizado (enfocado en fronteras humanas), y concluyendo en una primera etapa, en la facilitación de la continuidad del crecimiento del perfil profesional, por medio de áreas de posgrado y extensión universitaria, en alternativas presenciales y en línea, deben ser las piedras angulares y pilares para mantener actualizados a los colaboradores y a los nuevos líderes de los modelos de negocio innovadores que se desarrollan día a día.
El nuevo modelo de liderazgo debe favorecer, la experiencia de aprendizaje continuo en sus colaboradores.
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