Antecedentes.
Desde pequeña siempre tuve problemas con el peso, pues a pesar de comer frutas y verduras comía demasiado por ansiedad, sufrí bullying por mis compañeros de escuela, desde los 12 años empecé a querer controlar mi peso tomando un sin fin de pastillas y remedios “caseros” que lejos de ayudarme me perjudicaban y como todo al final el rebote. Lo anterior me motivo a estudiar la carrera de nutrición pensando que sería la solución de mi problema.
Cuando estudiaba la carrera, nos dejaron un trabajo en equipo que consistió en elaborar un producto nutritivo, para algún sector de la población, y como siempre me había apasionado el tema del peso, estaba muy indecisa con el proyecto.
Por las mañanas veía que mi mamá tomaba un licuado que le ponía avena, amaranto, ajonjolí, canela y linaza.
Al principio le ponía las semillas y cereales enteros, después los mezcló e hizo su polvo, un día le pregunté ¿para qué lo tomaba? y me dijo que era un combinado que le ayudaba a la digestión y las propiedades de los cereales le ayudaban a su nutrición, vi que había tenido cambios notorios en su peso y se estabilizó muy bien en cuanto a digestión y su inflamación abdominal bajó considerablemente (ella nunca tuvo problemas severos de obesidad pero si un sobrepreso moderado), entonces mi curiosidad me hizo probarlo y ver si eso podía hacerlo como proyecto.
Empecé un proceso de análisis profundo de cada uno de los ingredientes, dosis, toxicidad, valor nutrimental, si podía consumirse a diario, repercusiones a corto, mediano y largo plazo.
Al analizarla descubrí todas las propiedades que contenía a lo que la profesora me dijo que era un excelente producto que lo presentara, que cumplia con todos los requisitos de un “alimento nutritivo”. Se llevó a cabo una feria en la Universidad, tuvo un gran éxito y muchos profesores y compañeros me dijeron que sería excelente idea venderlo pero yo no lo creía.
Yo pesaba 100 kilos, y me decidí a dejar todos esos productos milagros que buscaba para bajar de peso, me quedé únicamente con la fibra, al empezar a notar los cambios en mi y mi familia, las personas nos preguntaban que era, les explicábamos el licuado que tomábamos, entonces lo molíamos en la licuadora y lo vendíamos en bolsitas de papel de estraza, para empezaran a probarlo.
Después de 6 meses siendo constante y adoptando un nuevo estilo de vida, había bajado casi 20 kilos, sin una dieta especifica, sin pastillas, ni matarme de hambre ni ejercicio exhaustivo, era un cambio de conciencia y la fibra había hecho su labor en el tema de saciedad y digestión.
Mi mamá empezó a insistir para poder venderlo en forma, la verdad es que yo nunca pensé ser buena vendedora, eso “creía”, pues mi mayor aspiración hasta ese momento era tener un trabajo seguro, “algo estable”. Pero su entusiasmo y emoción me contagiaron y empezamos (aunque jamás creí que hoy en día seria nuestra principal fuente de ingresos)
Fibnut nace moliendo 5 kg de semillas y cereales en la licuadora de la casa, empacándolas en 10 bolsas de papel de estraza de ½ kilos donde se traspasaba la grasa de la linaza y el ajonjolí, cerrándolas con grapas.
Al ver el gran cambio en mi cuerpo, decidí tomar una fotografía con mi pantalón anterior y era IMPRESIONANTE, una inocente publicación en Facebook, agradeciendo al producto, hizo que ese mismo día se triplicaran las ventas. Realmente no le habíamos hecho publicidad en redes, ni nada, lo poquito que se había vendido había sido por recomendación de boca en boca (la vieja escuela).
Nadie tenía idea de cómo llevar el negocio, todo iba de manera empírica, empezamos con bolsas de papel a bolsas de aluminio, elegir el nombre, diseño de marca, permisos, etc etc. Y así creció de ceros un producto que no solo transformó mi vida y la de mi familia y se ha convertido en parte de nuestra canasta básica. Tenemos infinidad de testimonios, personas en quimioterapias, nutriólogos que los utilizan como parte de sus planes de alimentación, ginecólogas, personas con estreñimiento severo, niños, mujeres en lactancia, etc.
Pasamos de 10 kilos mensuales a 40, 80, 200, alcanzando los ¡800! En menos de un año, expandiéndonos a nivel estado en Oaxaca y abriendo mercado en Monterrey, Puebla, Dolores, Veracruz, Guadalajara, Chiapas.
Creemos que FibNut, debe compartir una forma de vivir, un cambio de mentalidad en nuestro día a día para alcanzar el bienestar integral.
El propósito general es impactar positivamente la vida de las personas, con una propuesta de valor, desde la sinceridad del testimonio de la fundadora y de todos los clientes que han obtenido buenos resultados.
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