Uno de los retos constantes de la sociedad es aumentar su riqueza y el bienestar de quienes la conforman, un camino probado para lograrlo desde hace siglos ha sido la producción del conocimiento, vale la pena aclarar, que no me refiero a la experiencia de las personas o a la información empírica que hoy compartimos asiduamente en las redes, sino al que permite el avance y desarrollo transformacional de la sociedad, es decir, al conocimiento científico y humanístico formal, que cumple condiciones como ser comprobado, aplicable, escalable y divulgado formalmente.
Y es que el conocimiento socialmente útil, es el que nos provee información que supone un mejor dominio de la realidad en todos sus ámbitos, lo que implica no solo considerar del conocimiento científico y tecnológico, sino también la generación de conocimientos humanísticos, que permitan entender para qué y por qué es valioso para la humanidad lo que la ciencia aplicada produce.
Cuando una sociedad no le apuesta a la investigación, acrecienta prontamente la cantidad de personas ignorantes, se sume en el atraso al desfasarse del ritmo de investigación, que el resto de naciones sostiene y frena sus posibilidades de innovación, mismas que garantizan el progreso de la ciencia y la tecnología al servicio de las personas, la situación ya es perniciosa en sí, agreguémosle que una sociedad ignorante, está fuertemente limitada para tomar en sus manos su propio destino.
En la actualidad, las mejores prácticas a nivel mundial basan fuertemente su efectividad en las redes de investigación, en la cooperación en todos los niveles, local, regional, nacional e internacional y en un conjunto de políticas que promueven e incentivan la generación de conocimientos.
Si no se aseguran las políticas que permitan una estructura interna para la producción científica, así como los mecanismos para su comunicación y transferencia a la sociedad, las empresas y la industria, se ven privadas de incrementar la efectividad y productividad que les corresponde, llegando incluso a sacarlas del mercado global por su obsolescencia.
Las universidades por su parte, son la vía natural que facilita el traspaso del conocimiento para el desarrollo de la empresa, por medio de la vinculación de proyectos específicos que propongan soluciones, aplicaciones tecnológicas, actualización de las personas e innovación. En diversos países, investigadores universitarios realizan estadías al interior de las empresas para garantizar la puesta en marcha de las aplicaciones derivadas de sus investigaciones.
Por lo tanto, debemos entender las implicaciones que tiene, quitarle prioridad a la investigación en nuestro país y cerrar filas, pugnando por políticas que aseguren el fortalecimiento de la misma, la generación de conocimientos nuevos y su divulgación, esto es obligación de todos, ya todos somos afectados cuando las herramientas que activan el desarrollo, el progreso y el bienestar auténtico y de largo plazo, dejan de estar en la agenda política, económica y social.
Los retos de esta década se centran en construir soluciones para mejorar la vida de todos.

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