¿Existe una buena o mala imagen? La respuesta que te daré quizá no sea tu favorita, porque la imagen no es buena ni mala por sí misma. «Entonces te preguntarás: ¿por qué estoy leyendo este artículo?». Trataré de explicarlo a continuación. Tener una buena imagen se vincula al objetivo que tú tengas. Es decir, hay que entender cuál es tu objetivo, qué quieres transmitir y qué es lo que ya transmites. A partir de estos puntos ya se puede empezar a construir una imagen. Ahora bien, te quiero presentar a cuatro aliados para comunicar tus objetivos y fortalecer la buena imagen personal, existen varios elementos más que te contaré en los artículos siguientes, pero estos me parecen adecuados para comenzar.
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Las manos.
Nuestras manos son una poderosa herramienta de comunicación, nuestras palabras y gestos se enfatizan con nuestros ademanes, así que debemos fijarnos más en ellas. Las pautas pueden ser muy sencillas: uñas cortas y limpias para los caballeros; lo mismo para las mujeres poniendo atención a lo que se comunica con el largo y color que se elija, cuidado que no sean el centro de atención de nuestra comunicación.
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Los zapatos.
Es curioso que cuando nos presentan a alguien por primera vez, nuestra mirada se dirige hacia los pies, como para confirmar la credibilidad global. ¿Te ha pasado? Es conveniente, entonces, no olvidarse del calzado, que sea coherente con el resto de la imagen que deseas transmitir y cuidar la limpieza de los mismos.
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El rostro.
Nuestra cara es el centro de las emociones más visibles, nos permite mostrar disgusto, miedo, alegría, asombro y hasta lentitud de comprensión, el rostro es nuestra carta de presentación, por esa razón es importante mantenerla limpia, hidratada y cuidada.
a. Hombres. Hay que prestar atención al grooming*, limpia tu piel, cuídala con productos especializados para esa zona del cuerpo, aféitate a diario o si deseas dejarte la barba, dale los cuidados necesarios para que no luzca desaliñada. Recorta los vellos de las cejas, nariz y orejas, pues pueden desviar la atención de la conversación.
b. Mujeres. El maquillaje es una herramienta de comunicación que, bien empleada, puede proporcionarnos un aspecto más saludable y fresco, así que utilízalo a tu favor. Para el ámbito ejecutivo se recomiendan acabados mate y texturas con brillo en los labios para brindar jovialidad al rostro.
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La indumentaria.
La ropa y los accesorios son una poderosa estrategia de comunicación, nos ayudan a fortalecer y hacer evidente nuestro mensaje y objetivo personal. En la indumentaria es preciso estar atentos a los pequeños detalles, es importante que lo que elijas le favorezca a tu tipo de cuerpo.
Ya te había contado en el primer artículo sobre la importancia de vestir con propósito y hoy te quiero dejar algunas preguntas que te permitirán valorar ciertos elementos de tu atuendo:
a. Qué quieres transmitir: ¿una imagen formal? ¿clásica? ¿elegante? O quizá algo acorde a tu área de desarrollo.
b. ¿Realmente te favorece? ¿Es la talla adecuada para ti? ¿El color te aporta armonía? Usar la ropa en la talla y calce correcto nos aporta credibilidad.
c. ¿Está en buen estado? Cuidado con las prendas descoloridas, manchas, ausencia de botones, prendas arrugadas o descosidas… a menos que sea una cuestión de moda y sea un reflejo de lo que quieres proyectar.
d. ¿Envía algún mensaje equivocado? Hay prendas que por distintos motivos, por ejemplo sus connotaciones históricas, pueden, sin querer, aportar una imagen equivocada.
Tenemos claro quiénes somos o estamos seguros de lo que queremos ser, pero no siempre acertamos con la imagen que proyectamos. Por eso es importante tomar en cuenta nuestra higiene, el cuidado de nuestro rostro y cuerpo, así como la indumentaria para proyectar coherencia en nuestra imagen personal.
*Grooming: es el conjunto del cuidado facial.
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