A partir de que los medios digitales aparecieron en nuestras vidas, se abrieron todas las posibilidades de comunicación con conocidos o desconocidos, el desarrollo acelerado de la tecnología y la transformación de prácticamente todas las industrias.
La suma de estos fenómenos han originado una nueva economía, una nueva forma de hacer las cosas de forma colaborativa y compartida que ha impactado de forma positiva a todo el mundo en diversos niveles, solo que en muchos casos ya resulta invisible aunque sus beneficios no dejan de ser muy importantes.
Hoy ante el escenario tan complicado que se nos ha presentado tanto humano como económico a partir de la pandemia, la colaboración es nuestro as bajo la manga. Por eso es importante tener los sentidos abiertos a ella y desde ya pensar de qué manera podemos usarla a nuestro favor como muchos ya lo están haciendo.
Hace algunos años las primeras creaciones compartidas que se comenzaron a conocer sucedían tanto en la música como en el arte gráfico. Logramos ver proyectos increíbles que mezclaban el talento de sus protagonistas por igual, sin estar en el mismo lugar físicamente como The Clipbandits, la primer internet band que existió.
Algunos desarrolladores de software comenzaron a trabajar a distancia y comenzaron a surgir los programas de administración de tareas. Todo se comenzó a trabajar por módulos que podían ser intervenidos por distintas personas en distintos momentos a partir de versiones.
Este mismo espíritu se empezó a apropiar de los productos que desarrollaban. Aparecieron los crowdfundings, y toda clase de listas y enlaces para el intercambio o venta de contenidos o artículos peer to peer, donde las reglas del Sharing economy comenzaron a nacer.
Pero lo mejor vendría cuando se hizo mainstream con los mensajeros instantáneos, las redes sociales, los smartphones y apps de colaboración. Hoy un libro, una presentación o incluso el guion de una película puede escribirse por varios autores al mismo tiempo gracias a las herramientas que Google ha creado para colaboración online. Ya no necesitas instalar un software o incluso pagarlo para hacerlo.
Hemos visto como consecuencia de la pandemia diversos músicos tocar a distancia en vivo, en video de alta definición. También ha sido una sorpresa ver a diferentes empresas juntarse por un bien común, para ayudar, para ser empáticos sin la búsqueda de la ventaja individual que “la antigua normalidad” nos dictaba.
Hay mucho que aprender de esta economía, que incluso vivimos todos los días en nuestras propias casas. ¿Qué pasa cuando hay que poner la mesa o es tiempo de cocinar en familia? Por lo general todos cooperamos por igual. Las parejas son una colaboración en su máxima expresión.
¿Qué pasaría si desde ahora vamos pensando cómo y con quién colaborar para ayudar a otros?,
¿Para robustecer o transformar nuestra oferta de servicios en nuestras empresas?, ¿Para tener un mejor producto con las características que nos va a exigir “La nueva normalidad”?
Pero debemos hacerlo no con el clásico esquema de alianzas o en búsqueda del beneficio propio por delante, pensemos con el mismo espíritu que la economía de la colaboración surgió:
Igualdad de responsabilidad, la búsqueda de un propósito benéfico para todos, no solo para los colaboradores y lo muy importante: Tener empatía con el entorno y la gente.
Para mí, desde la trinchera de la comunicación y los negocios, la colaboración es la única manera para poder trascender a los tiempos que se avecinan.
Omar Fabian J.
VP de Only IF
@pixelcock
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