La empleabilidad ante el progreso tecnológico

Los últimos datos sobre la evolución de la tecnología, en especial de la inteligencia artificial, comienzan a despertar diversos cuestionamientos e hipótesis sobre qué ocurrirá con los empleos y las carreras universitarias, dentro de 10, 20 ó 30 años, ya que, como ocurrió en otras épocas, estamos próximos a una nueva revolución.

Lo que se puede asegurar, es que las personas tendremos que adaptarnos a esta revolución y que ello implica diversos retos, que desde hoy podemos comenzar a asumir, sin importar la edad que tengamos.

Es necesario comprender, que los trabajos estables a largo plazo cada vez serán menos y que las funciones, que impliquen operar maquinaria o ejecuciones técnicas que puedan ser programadas por algoritmos, serán asumidas por la inteligencia artificial, por lo tanto, aparecerán nuevos empleos y nuevas carreras universitarias, que se llevarán un par de décadas en el proceso de estabilización y equilibrio social y económico.

Quienes hoy son directores o dueños de una empresa, tienen como reto aprender y desarrollar más acerca de la psicología personalista y las relaciones interpersonales, pues la toma de decisiones y conocimiento de la naturaleza humana, será una competencia que la inteligencia artificial difícilmente relevará y por lo cual será altamente valorada.

«No podemos estar ajenos o considerar que la tecnología no habrá de alcanzarnos, sino asumir una visión de futuro»

En el caso de los empleados o profesionistas, la conservación del empleo estará directamente vinculada a su manejo de la tecnología, capacidad de adaptación, aprendizaje y flexibilidad mental, es decir, tendrán que invertir en aprender una gama amplia de habilidades de diversos campos del conocimiento, que se integren a su área de mayor dominio profesional, para poder ofrecer configuraciones diversas, es decir, tendrá que saber de contabilidad, pero a la vez de programación, de diseño y de inteligencia emocional, para que su quehacer profesional produzca un resultado auténtico, difícil de reproducir.

En el caso de los emprendedores, deberán prepararse para una vorágine de transformaciones y desafíos, para administrar transiciones constantes orientadas a dominar el cambio, capacitándose desde ahora, para construirse una personalidad más flexible y enfocada a la generación de relaciones colaborativas en el ecosistema global, que les permitan innovar sus patrones de emprendimiento, para sobrevivir a las necesidades de las próximas décadas.

Las universidades, por su parte, deberán ampliar y flexibilizar su oferta formativa y diversificar sus modalidades de enseñanza-aprendizaje, promoviendo la movilidad global de sus estudiantes y la integración de perfiles profesionales, que cada persona configure acorde a su visión, intereses y necesidades de conocimiento, sin perder de vista la humanización en todo su quehacer, pues será lo que genere el punto de equilibrio ante la evolución tecnológica.

En conclusión, no podemos estar ajenos o considerar que la tecnología no habrá de alcanzarnos, sino asumir una visión de futuro, sobre cómo mejorar nuestro perfil personal desde las dimensiones: profesional, humana, social, intelectual y espiritual, asumiendo la intervención que la tecnología tendrá en dichas dimensiones.

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