El perfil, la experiencia y las habilidades que un puesto requiere, cobran cada vez mayor peso durante el proceso de contratación, sin embargo, a pesar de lo cambiante del mundo laboral, no se ha desplazado a la formación, como el elemento de mayor valía durante el proceso de selección. Tener un posgrado en el curriculum llama la atención del empleador y le envía el mensaje de que la persona ha realizado un esfuerzo adicional para estar actualizada, preparada para el cambio y con capacidad de decisión y logro de metas.
Un posgrado, puede representar un ascenso, una mejoría en los ingresos o ampliar el abanico de posibilidades laborales en las cuales desempeñarse.
Sin embargo, estudiar un posgrado resulta en ocasiones, una decisión compleja de tomar, particularmente para quienes ya se desempeñan en el mundo laboral, pues irremediablemente les hará plantearse los siguientes retos: las implicaciones del tiempo de dedicación requerido, el costo del programa a cursar y las dificultades de combinar las nuevas responsabilidades escolares con las laborales y familiares.
Lo primero que debes saber, es elegir un programa de maestría o doctorado, que claramente te especialice en el ámbito en el que te desempeñas y que pienses seguir haciéndolo a largo plazo, debido a que es el conjunto: “capacidad, experiencia y especialización”, el que favorece el retorno de esta inversión, que según los últimos estudios, se refleja en un incremento salarial por encima de un rango entre el 30% y 40%, a partir del año posterior a la obtención del grado.
Ahora bien, son varios elementos los que influyen en la calidad de un programa de posgrado, determinando el costo del mismo, siendo los principales: el grado de actualización del programa, se considera actualizado aquel que renueva cada 4-6 años sus contenidos; la planta del profesorado, que para hablar de excelencia, debe contar con la participación de docentes locales, nacionales y preferentemente algunos extranjeros, así como que la mayoría, tenga experiencia de campo en los contenidos que enseña.
Probablemente el elemento de mayor influencia en el costo, radica en que el programa cuente con el aval de una universidad de prestigio, ya sea pública o privada, pues se ha demostrado que la realización de estudios procedentes de una universidad reconocida, tiene peso en la decisión final del reclutador.
Vale la pena comentar, que la tendencia actual, es la búsqueda de experiencias internacionales, que favorezcan desarrollar competencias de alto impacto, sin embargo, estudiar fuera del país, inclusive con el apoyo de una beca, implica costos monetarios mayores, así como de tiempo y la necesidad de un permiso especial para ausentarse del ámbito laboral; de ahí que, la opción de la doble titulación, la participación de profesores extranjeros o cursar un programa en línea, resuelva en alguna medida dicha necesidad y se ajuste mejor a la realidad laboral de nuestro país.
Finalmente, el esfuerzo personal de organizar el horario laboral y personal, es determinante para cursar y concluir satisfactoriamente un programa de posgrado; ya que es probable, que se requiera salir un par de horas antes de la jornada laboral o en caso de trabajar en sábado, solicitar dicho día y ofrecer esquemas de compensación horaria a la empresa. Sin embargo, cuando el posgrado que se cursa, se vincula directamente con especialización en el área laboral de desempeño, puede resultar más sencillo, justificar y demostrar prontamente a la empresa, que también ésta, se verá beneficiada por la adquisición de conocimientos actualizados, logrando incluso el apoyo financiero por parte de la misma.
Estudiar un posgrado, favorece mantener un perfil idóneo para la demanda del trabajo, incorporándose al 2% de la población que tiene el privilegio de contar con estudios de posgrado en nuestro país, según las últimas cifras de la OCDE.
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